Prepotencia o mala educación?

Los seres humanos tenemos cosas muy preciadas en nuestras vidas y una de ellas es el tiempo, pues por suerte o por desgracia, no podemos saber de cuantas unidades de él disponemos en nuestras vidas y lo cierto es que no se recupera. El tiempo pasado no vuelve.
Pues bien, parece que el tiempo de algunos es más importante que el tiempo de otros y puede que esta apreciación esté relacionada con la “posición social” o “puesto laboral” que ocupe cada persona o “crea ocupar”.
Después de un análisis de las conductas asumidas por directivos, secretarias o funcionarios de algunas empresas, me pregunto si el hacer perder el tiempo a los demás, es síntoma de prepotencia o sencillamente mala educación.
La falsedad, la hipocresía y los prejuicios absurdos hacia los demás se aprecian con facilidad incluso a través del hilo telefónico. La mayoría de las veces, estas personas irrespetuosas de las demás, hacen repetir una visita una y otra vez, llamar y volver a llamar, escribir un correo y volverlo a enviar hasta tres veces, para decirle siempre que la persona solicitada está en una reunión que dura casi todo el día durante varios días, o que no ha tenido tiempo para leer la inmensa cantidad de correos que tiene en su buzón o mil excusas para no decir a la verdad: “No pierda más su tiempo que no estamos interesados en atenderle ni queremos escucharle”. Seamos por lo menos educados, no dejemos a las personas esperando a veces hasta una hora, o no la hagamos ir una y otra vez si en realidad lo que pensamos es que no es de interés nuestro el tema a tratar o no estamos interesados en lo que nos oferta. También es importante tener en cuenta, que no sabemos si nos interesa o no un tema hasta que nos documentamos sobre él, independientemente si es presentado por una persona que a nuestro juicio “no es de nuestra categoría”.
Sería fenomenal que cada uno de nosotros “tratase a las personas como le gustaría ser tratado”. En muchas ocasiones ese interlocutor que nos damos el lujo de hacer esperar, de maltratar con mala atención, de no atenderlo cuando nos habla porque delante suyo seguimos chateando por el celular aunque lo hemos citado para una reunión, está más cualificado que nosotros mismo, aunque no vista con una ropita de marca y lleve complementos que con solo sacarlos a la calle, parecen decir “róbame”.
Hay que tener modales, educación, ser amables y sencillos. Podemos aprender de cualquier persona, todos merecemos respeto y todos estamos muy ocupados pero siempre hay un tiempo para prestar atención a los demás. Verdadera atención, aunque sea de cinco minutos que nos permita dar una respuesta que evite que la otra persona pierda su tiempo.
Los invito a que todos analicemos nuestra actitud hacia las personas que reclaman nuestra atención. Escuchar es de sabios, prestar atención a lo que nos dicen es ser educados, excusarnos con tiempo y no dejar a personas esperándonos es lo más justo en una relación del tipo que sea. El tiempo es oro para todos por igual.
Piense que cuando usted deja esperando a alguien una y otra vez sin importarle nada más, no es usted un prepotente, solo es usted un MAL EDUCADO.