Panamá celebra las navidades con una mezcla de tradiciones españolas, americanas y propias
Panamá también se viste de gala para celebrar las fiestas, pero con un aire muy distinto al de la imagen de “Blanca Navidad” , de España.
El país centroamericano coincide en conmemorar estas fechas con encuentros familiares, deliciosas comidas tradicionales, decoraciones en toda la ciudad, villancicos y compras.
La diferencia está en que este pequeño país festeja las Navidades arropado por las cálidas temperaturas del sol panameño, que invita a disfrutar no sólo de la gran ciudad, sino también de exóticos destinos, playas paradisíacas y entornos naturales de impresionante belleza.
Un paraíso entre dos mares
Panamá es un espectacular destino que ofrece más de 2.850 kilómetros de costa y 1.800 islas distribuidas por el mar Caribe, en el norte, y el océano Pacífico, en el sur. En las exóticas aguas del Caribe emergen playas y arrecifes de coral colmados de peces multicolores. En este entorno idílico, Bocas del Toro es uno de los destinos preferidos del país con espacios naturales como Isla Zapatilla o Bahía de los Delfines. Las playas de aguas cálidas y transparentes repletas de estrellas marinas en Guna Ayala, en el archipiélago de San Blas, completan los sorprendentes espacios naturales del Caribe panameño.
En la costa pacífica existen una veintena de playas idóneas para el descanso y para la práctica de actividades acuáticas. Pero, sin duda, el paraje más paradisíaco es el Parque Natural Coiba, una de las islas de origen volcánico más grande del Pacífico.
Panamá, intensamente verde
Panamá es el segundo país con mayor biodiversidad de América, avalada por la conservación de parques naturales, tres de ellos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: La Amistad, Coiba y Darién.
Más de 35% del territorio panameño está protegido como Parque Nacional o Reserva Natural. La gran variedad de ecosistemas y paisajes le concede parajes tan variados y contrastados como la selva de Darién, en el límite con Colombia y la única zona de América donde la vía Panamericana se interrumpe, o el paraje desértico del Parque Nacional Sarigua, en la Península de Azuero.
Mezcla de tradiciones americanas y españolas con el sello latino panameño
El país centroamericano celebra las fiestas navideñas con tradiciones claramente marcadas por la cultura americana y española, pero teñidas con un singular toque latino.
En Panamá se siente la llegada de las fiestas con el aroma a pino por toda la ciudad y las espectaculares decoraciones en los grandes almacenes, hoteles y restaurantes, que transmiten año tras año el sentimiento navideño a locales y visitantes. Los villancicos envuelven las calles animando a todos los panameños a decorar sus hogares con árboles de Navidad, el Belén, peluches de renos, figuras de Papá Noël, flores de pascua, coronas de adviento, guirnaldas y campanas.
Una semana antes de las fiestas tiene lugar un gran desfile, en el que participan bandas escolares y orquestas nacionales con vestuarios navideños, entidades públicas y privadas con carrozas, y que transcurre alegremente animado con globos de helio gigantes y cómicas caricaturas de personajes famosos. Es un momento ideal para disfrutar en familia, que concluye con un concierto en la Cinta Costera de la Ciudad de Panamá.
Al llegar el 24 de diciembre desde muy temprano las familias inician las preparaciones para el nacimiento de Jesús al son de los villancicos, los combos nacionales (música de los años 60 que fusiona el Calipso con el jazz, blues, soul, salsa y una gran variedad de ritmos de América y el Caribe), salsa y merengue, músicas tradicionales para estas fiestas. Alrededor de las 20:00 horas, la familia se viste con sus mejores galas para asistir a la misa de gallo. Ya a medianoche, las familias salen a las calles para felicitarse a la vez que estallan fuegos artificiales para celebrar que es Nochebuena. Acto seguido, los rituales son semejantes a las costumbres españolas, que centran el protagonismo en la llegada de Papá Noël y en la convivencia con familiares y amigos.
En Panamá existe una curiosa tradición para celebrar el Fin de Año, que convierte en protagonistas de la noche a muñecos que representan a personajes de la vida pública, habitualmente políticos que han sido noticia durante el año que está a punto de culminar. Éstos se rellenan con fuegos artificiales y se queman con la llegada del Año Nuevo. La explicación de esta costumbre recibe la influencia, una vez más, de regiones europeas, donde muchos pueblos hacen una gran fogata para quemar todo aquello que les trae malos recuerdos al cambio de estación o solsticio.
Al nacer el niño Jesús o recibir el Año Nuevo, las familias visitan atractivos turísticos del país para convivir y seguir celebrando las fiestas. Los lugares de más afluencia son la Cinta Costera, la Calzada de Amador (Causeway), el Casco Antiguo, las playas del pacífico a tan sólo 1 hora y 20 minutos de la ciudad, las playas del Caribe en la provincia de Colón a 1 hora y 35 minutos y parques naturales como el Parque Omar y el Parque Metropolitano. Asimismo, se puede aprovechar y visitar otros iconos turísticos del país, como el Canal de Panamá, las ruinas de Panamá La Vieja (primera ciudad fundada en el Pacífico por los españoles) y el nuevo Biomuseo diseñado por Frank Ghery.
Deliciosas propuestas en el menú navideño típico de Panamá
En Panamá, no hay cena navideña donde se deje de servir el lechón (cerdo joven o cochinillo). Los menús para estas fechas suelen estar compuestos de pavo, jamón, pescado, arroz con guandú morado (frijol de palo), tamales (masa de maíz rellena de pollo o carne de cerdo), ensalada de papas con pollo y almendras, plátano en tentación (plátano maduro con canela, azúcar y vainilla), chocolate caliente, rosca navideña, sidra y el clásico dulce de frutas. Últimamente se ha adoptado la costumbre de comer coditos (fideos pequeños), con pollo y manzana.
Respecto a las bebidas, además del popular ron ponche (el equivalente panameño al ponche crema venezolano) también se toma el saril o flor de Jamaica, una bebida de color vino que se consigue al hervir los pétalos de esta flor. Como dato curioso, además de ser una bebida refrescante, se considera buena para la digestión.