Alimentos eco, una alternativa saludable y respetuosa con el medio ambiente

28 de Julio de 2017 9:30pm
periodista
Alimentos eco, una alternativa saludable y respetuosa con el medio ambiente

Los alimentos orgánicos o ecológicos son una alternativa de consumo saludable para el ser humano y respetuosa con el medio ambiente que cada año gana más adeptos y más productores. España es uno de los países donde más crece tanto la demanda como la producción: la demanda interna de productos ecológicos ha aumentado un 40% en dos años.

Pero, frente a la mayoritaria aceptación de esta alimentación natural, a la producción ecológica tampoco le faltan los detractores, que niegan cualquier beneficio para la salud o el medio ambiente. Por ello, Vrai, una de las marcas pioneras en productos ecológicos, ha querido reunir las razones fundamentales por las que merece la pena consumir productos ecológicos.

Alimentos eco

LIBRES DE QUÍMICOS NI DE PESTICIDAS. Los productos ecológicos se distinguen por ser totalmente naturales; no tienen, y tampoco utilizan en sus procesos, ni conservantes ni colorantes ni fertilizantes químicos o pesticidas. Aunque éstos son útiles, porque previenen enfermedades y plagas, dejan residuos tóxicos en los alimentos que comemos diariamente y que pueden resultar perjudiciales para nuestra salud. Es más, diferentes estudios toxicológicos han demostrado la relación entre los pesticidas y enfermedades como insuficiencias cardíacas, asma, alergias e incluso cáncer. Un grave problema que afecta también a la salud de los trabajadores de la agricultura intensiva, y causa la muerte de millones de abejas y otros polinizadores cada año.

La Unión Europea realiza un control exhaustivo en esta materia, y sólo permite a la producción ecológica utilizar excepcionalmente algunos pesticidas naturales. En cambio, es muy tajante con el uso de pesticidas y fertilizantes químicos, prohibidos en este tipo de agricultura.

BENEFICIOS ADICIONALES A LA SALUD. Al prescindir de productos químicos, se eliminan muchos de los riesgos asociados que pueden afectar a nuestra salud. Pero, además de eliminar riesgos, los alimentos ecológicos también aportan beneficios al organismo. Por ejemplo, al no tener trazas sintéticas y estar libres de residuos tóxicos, no tienen incidencia negativa en nuestro metabolismo, ya que se asimilan mejor.

Además, gracias al uso de fertilizantes naturales, contienen más nutrientes, son más ricos en vitaminas —especialmente la C—, minerales esenciales —calcio, magnesio, hierro, cromo…— y antioxidantes, que ayudan a prevenir determinadas enfermedades como el cáncer; y, en el caso de la carne ecológica, la calidad en los hidratos de carbono y proteínas es mayor. Y, como son productos de temporada, que crecen naturalmente en cada estación, tampoco necesitan aditivos para su conservación posterior.

PRODUCCIÓN MÁS SOSTENIBLE. Cuidar el planeta y conseguir un consumo sostenible son dos de los grandes objetivos de la producción ecológica. Reducir la contaminación del agua y el aire con buenas prácticas, supone evitar riesgos para nuestra salud y un compromiso con el futuro, luchando contra el efecto invernadero y logrando una mayor eficiencia energética con el uso de fuentes renovables. Así, la producción ecológica no sólo garantiza el empleo de métodos y productos naturales en su elaboración, sino también su uso racional y sostenible. Una firme apuesta por la sostenibilidad que incluye utilizar en la producción, manufacturación y distribución procesos orgánicos respetuosos con la naturaleza y con las personas.

La agricultura ecológica es también la más respetuosa con la fauna autóctona, la que genera una contaminación más baja de aerosoles, produce menos dióxido de carbono, no genera residuos contaminantes y ayuda al ahorro energético, ya que se aprovecha el máximo de recursos renovables. Además, impulsa la economía local y libera a la tierra de la sobreexplotación y contaminación indiscriminada por el uso de pesticidas, abonos y monocultivos. En definitiva, favorece el consumo responsable y sostenible.

MENOS PERJUICIO AL MEDIO AMBIENTE. Es cierto que lo más perjudicial para la naturaleza no es la industria, sino la agricultura, pues nada ha cambiado tanto la apariencia de nuestro planeta. En consecuencia, uno de los mayores retos de la humanidad es hacer esta práctica menos onerosa para el medio ambiente.

Y ahí es donde entra la agricultura ecológica, que aporta importantes beneficios al planeta: fertiliza la tierra y frena la desertificación; favorece la retención del agua y no contamina los acuíferos; fomenta la biodiversidad; mantiene los hábitats de los animales silvestres, permitiendo y favoreciendo la vida de numerosas especies; respeta los ciclos naturales de los cultivos, evitando la degradación y contaminación de los ecosistemas; favorece la biodiversidad y el equilibrio ecológico a través de diferentes prácticas: rotaciones, asociaciones, abonos verdes, setos, ganadería extensiva, etc.; potencia la fertilidad natural de los suelos fomentando el mulching —sistema para retener la humedad y crear humus— natural, así como la capacidad productiva del sistema agrario; recicla los nutrientes incorporándolos de nuevo al suelo como compost o abonos orgánicos; y utiliza de forma óptima los recursos naturales.

BIENESTAR ANIMAL. Los animales involucrados en los productos ecológicos se ven notablemente beneficiados. A diferencia de otros sistemas de producción en los que los animales están encerrados y hacinados con el único fin de ser ‘rentables’, la ganadería ecológica les permite vivir en condiciones de mayor libertad, para que tengan un desarrollo normal y gocen de una mejor salud. Esto repercute en el resultado final, y al no utilizar hormonas ni métodos de asistencia reproductiva (inseminación artificial), ayuda a lograr que las especies locales, las más aptas para esa zona, continúen existiendo.

Además, los productos ecológicos de origen animal no contienen residuos de antibióticos ni otros medicamentos que habitualmente se proporcionan al ganado para aumentar su productividad y hacerlo más resistente al desgaste. La legislación en el ámbito de los productos ecológicos es muy clara al respecto, e impide el uso de antibióticos en el tratamiento de los animales, evitando consecuencias negativas en el consumidor. Pero esto no significa que estén médicamente desatendidos. En la asistencia veterinaria se emplean productos inocuos tanto para los animales como para el consumo humano. Tratamientos y medicamentos perfectamente especificados por la normativa que regula la ganadería ecológica.

RECUPERANDO LOS SABORES NATURALES. La agricultura ecológica utiliza un sistema de producción de la máxima fiabilidad, sujeto a una trazabilidad regulada desde el campo hasta el lineal. Desde la selección de la materia prima hasta que realizamos la compra, pasando por la elaboración, el envasado, el etiquetado y hasta el transporte, las empresas de control y certificación garantizan que todos los actores que forman parte de los procesos cumplan con su parte. De esta manera, tenemos la seguridad de que los productos que consumimos han logrado superar todas las exigencias de calidad y que son fiables al cien por cien a la hora de consumirlos. Todos estos productos están regulados por la Unión Europea, órgano que emite un sello que identifica los productos de agricultura ecológica y que va siempre acompañado de un segundo sello del organismo certificador del país de origen.

En cuanto a su sabor, los productos ecológicos, al ser elaborados de forma más artesanal y cuidadosa, recuperan los gustos originales y conservan su auténtico aroma, color y sabor. Y hoy por hoy tampoco son mucho más caros, ya que la imparable demanda de los consumidores ha concienciado a más marcas y ha conseguido que estos productos sean cada vez más accesibles para todos.

NO A LOS TRANSGÉNICOS. Los organismos genéticamente modificados o transgénicos no se aceptan en los estándares de la agricultura ecológica, aunque todavía no se ha probado al cien por cien su efecto nocivo a largo plazo. Queda camino por recorrer en el conocimiento de la relación entre su consumo, la seguridad de su uso y sus consecuencias para nuestro planeta y nuestra salud.

Pero, aparte de las posibles consecuencias para nuestro metabolismo, sí es sabido que este tipo de agricultura puede encaminarnos hacia una menor variedad de especies, con extensiones enormes monocultivo donde no hay cabida para variedades locales. Por el contrario, la conservación de semillas utilizada en la agricultura ecológica impide que desaparezcan productos muy valiosos por sus propiedades y sabores que de otra manera estarían en peligro.

Fuente: Diario de Gastronomía

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